La vitamina B12 fue aislada casi
simultáneamente en 1948 por dos grupos de investigadores, uno en
Inglaterra y otro en EE.UU. Se obtuvo a partir de extractos de
hígado y se necesitó casi una tonelada para poder conseguir unos 20
mg.
La vitamina B12 contiene un átomo de
cobalto ligado a un nucleótido y existe en diversas formas. Se
conocen por vitaminas B12 los metabolitos que pueden aprovechar los
vertebrados y por seudovitaminas B12 los que sólo son asimilados por
animales inferiores, principalmente bacterias. Las distintas formas
de la vitamina B12 se denominan con una letra más de subíndice,
como, por ejemplo, vitamina B12a, reservando la denominación sin
letra de subíndice para la cianocobalamina. Todas ellas son
higroscópicas, estables a temperatura ambiente y a la ebullición en
solución acuosa (sólo si es neutra). Las propiedades físicas,
químicas y biológicas de las distintas variedades son muy parecidas,
excepto para la forma B12a. Dicha forma es la hidroxocobalamina,
producida por la acción de la luz, y la única inexistente en estado
natural. La B12b se denomina acuocobalamina. Otras formas se señalan
con los subíndices c, f, m y s.
La vitamina B12 se encuentra en los
alimentos en distintas formas; así la metilcobalamina (B12m) se
encuentra en la yema del huevo y en el queso y la sulfitocobalamina
(B12s) en los alimentos enlatados. La cianocobalamina es muy poco
frecuente en los alimentos, siendo las más comunes la
adenosilcobalamina (B12c) y la hidroxicobalamina.
Hay otros compuestos afines (cambia el
nucleótido) a la vitamina B12 que se hallan en las heces de
distintos animales, lodo de alcantarillas, suelo, algas y bacterias
que muestran distinta actividad vitamínica. A estos compuestos se
los denomina Factor A, Factor B, así hasta el Factor 1. El Factor F
es el de mayor actividad y se encuentra en las heces de pollos y
cerdos. El Factor A es muy poco eficaz y el Factor D no tiene
ninguna actividad vitamínica. En cuanto al resto, se ha comprobado
su actividad en pollos, cerdos y bacterias.
La vitamina B12 es necesaria para el
metabolismo normal del tejido nervioso y está involucrada en el de
los nutrientes calóricos. Además, está estrechamente relacionada con
las acciones de 4 aminoácidos, del ácido pantoténico (vitamina B5) y
de la vitamina C. También ayuda a que el hierro actúe más
eficientemente, al ácido fólico (vitamina B9) en la síntesis de
colina y, finalmente, a la absorción del caroteno y su conversión a
vitamina A. Asimismo, interviene en la producción de ADN y ARN. La
vitamina B12 parece potenciar los efectos beneficiosos de la
vitamina B9, siendo, por ejemplo, necesaria su acción conjunta para
una buena resistencia a las infecciones en los recién nacidos.
Necesidades de vitamina B12
No se conoce la ración mínima diaria requerida por el ser humano,
pero parece que basta con 1 mcg para prevenir la anemia perniciosa.
Incluso personas que ingieren solamente 0,5 mcg/día se encuentran
aparentemente con buena salud. Las recomendaciones en EE.UU. son de
3 mcg para adultos y de 4 mcg para embarazadas y mujeres en período
de lactancia. Para los bebés se recomienda 3 meg/día, y para los
niños, de 1 a 2 mcg/día.
Deficiencia de vitamina B12
La carencia de vitamina B12 produce la anemia perniciosa, descrita
por Addison en 1849. Se caracteriza por una gran disminución del
número de eritocitos y ocurre esporádicamente en la mayoría de las
razas humanas, aparentemente sin ninguna relación con los hábitos
alimenticios ya que no se debe a una carencia de la vitamina en la
alimentación, sino a una falta de absorción.
La vitamina B12. se absorbe muy poco en el
tracto gastrointestinal, a menos que exista lo que se denomina
factor intrínseco: una enzima mucoproteica que se produce en el
estómago, a partir de la cual forma un complejo. Dicho complejo baja
por la parte inferior del intestino y finalmente es absorbido en el
íleon, la parte final del intestino delgado. Por contraposición, a
la vitamina se la denomina factor extrínseco. Ni la naturaleza ni el
modo de acción del factor intrínseco se conocen completamente en la
actualidad. Si el factor intrínseco no se produce, la vitamina B12
no será absorbida (En realidad sí se absorbe, por difusión simple,
pero sólo en cantidades inferiores al 1 por 100.), por lo que la
anemia perniciosa puede considerarse una enfermedad orgánica.
Algunas reacciones autoinmunes que ocurren en el cuerpo destruyen
las glándulas de secreción del factor intrínseco que se encuentran
en el estómago, impidiendo así la absorción de vitamina B12. Por esa
razón la anemia perniciosa no está relacionada con la dieta y puede
ser debida a causas genéticas.
Cuando falta el factor intrínseco, la
vitamina B12 debe ser introducida por inyección intramuscular. Por
este método la retención en el organismo es mucho mayor cuando se
trata de hidroxocobalamina (B12a) que en el caso de la
cianocobalamina.
La cantidad de vitamina B12 que se absorbe
viene regulada por el factor intrínseco y alguna especie de receptor
de vitamina que se encontraría en la pared intestinal y que se
desconoce. Así, cuando la ingestión es baja -menor de 0,5 mcg-,
puede absorberse hasta un 95 % de la vitamina ingerida. El
porcentaje disminuye con el aumento de la vitamina ingerida; así,
cuando se ingiere 1 mcg se absorbe un 70-90%; con 2 mcg, 35-45%; con
5 mcg, 20-25%; con 20 mcg, sólo el 5-7%, y por encima de 50 mcg la
absorción es inferior al 3%. Es decir, parece que, aunque el factor
intrínseco esté en exceso, la cantidad absorbida nunca sobrepasa los
0,7-1.3 mcg/día. Esto implica que una recomendación de ingerir 3-4
mcg diarios, como la que hacen las autoridades sanitarias en EE.UU.,
es absurda, pues es equivalente a ingerir 1,5 mcg/día: la diferencia
simplemente se expulsa con las heces (Recientemente (noviembre,
1989) el National Research Council de EE.UU, acaba de publicar las
nuevas recomendaciones de ingestión de nutrientes y ha rebajado la
cifra de ingestión de vitamina B12 de 3-4 mcg/día, valor recomendado
desde hace 15 años, a 2 mcg/día, valor mucho más lógico como se ha
explicado).
Debido a que la vitamina B12 interviene en
los procesos de división celular, cuando hay deficiencia de ella los
tejidos que forman la sangre (médula) presentan células anormales
(megaloblastos) que son mayores que las células que producen los
glóbulos rojos normales. Cuando esto ocurre, la concentración de
hemoglobina es correcta, pero los eritrocitos o hematíes son mayores
de lo normal. El resultado es lo que se conoce como anemia
megaloblástica y su origen puede ser también una deficiencia de
ácido fólico (vitamina B9). No es posible determinar cuál de las dos
vitaminas es la deficiente a partir del examen de la sangre o de los
tejidos de la médula. (La concentración de vitamina B12 en la sangre
de una persona sana está entre 200 y 960 mg/ml. Sólo cuando la
concentración se encuentra por debajo de 80 se puede decir
claramente que hay deficiencia de vitamina B12. Métodos más
sofisticados, como ingestión de vitamina B12 con isótopos
radiactivos, permiten determinar si hay problemas de absorción de
dicha vitamina).
La peor (y más peligrosa) manifestación de
la deficiencia de vitamina B12 es la degeneración de las fibras
nerviosas de todo el cuerpo, principalmente de la médula espinal. En
efecto, la vitamina B12 participa en el mantenimiento de la mielina
(revestimiento graso aislante de los nervios) a través de procesos
no muy claros, pero que involucran dicha vitamina en la síntesis de
compuestos intermedios. En particular, esta vitamina interviene en
la síntesis de ácidos grasos, y la mielina está formada por dichos
ácidos. Cuando hay deficiencia de la vitamina B12 se produce una
desmielinización debido a la formación de otros subproductos que,
finalmente, se traducen en la aparición de un cierto ácido en la
orina (el metilmalónico). Esta es la única forma en que se puede
comprobar si hay escasez de la vitamina B12 y determinar si el
origen de una anemia megaloblástica es la deficiencia de dicha
vitamina o de vitamina B9.
Esta similitud entre los efectos de ambas
vitaminas hace importantísimo un diagnóstico correcto de la anemia
megaloblástica, pues, en caso de ser debida a una deficiencia de
vitamina B12 y ser tratada equivocadamente con dosis altas de
vitamina B9, se corregiría el estado sanguíneo del paciente
desapareciendo la anemia, pero no la degeneración nerviosa, que
continuaría sin ser notada hasta que fuera irreversible. Este es un
problema frecuente en vegetarianos que no son conscientes del
peligro de una ingestión inadecuada de vitamina B12. En efecto, el
vegetariano ingiere normalmente dosis muy elevadas de vitamina B9,
lo que impide la aparición del único síntoma clínicamente observable
de la deficiencia de vitamina B12, es decir, impide la manifestación
de una anemia megaloblástica. Como además las reservas de vitamina
B12 se agotan muy lentamente (La cobalamina presente en el cuerpo
humano adulto es entre 2 y 5 mg, es decir, 1.000 veces más de las
necesidades diarias. Aproximadamente la mitad se encuentra en el
hígado. Esto supone reservas para al menos 2-4 años), el período que
transcurre desde la adopción de un régimen vegetariano y la
aparición de síntomas de degeneración nerviosa puede ser de muchos
años... y entonces es irreversible. Así, el vegetariano debe ser muy
cuidadoso con esta vitamina, pues es el único nutriente que puede
representar una trampa mortal para él.
Durante el embarazo y la lactancia hay que
poner gran atención en la ingestión adecuada de vitamina B12, ya que
hay una demanda excesiva, hasta tal punto que algunos investigadores
piensan que no puede cubrirse sólo a base de los alimentos. La
píldora anticonceptiva produce un aumento considerable de la
excreción de la vitamina B12 con la orina, lo que puede producir
deficiencia.
Otras causas de deficiencia son las
infecciones por parásitos intestinales (tenia, gusanos y bacterias),
que absorben la vitamina B12 ingerida con la comida, y la
gastrectomía, que elimina la producción del factor intrínseco.
Algunas medicinas y drogas, como, por ejemplo, las cápsulas de
liberación lenta de potasio ingeridas por los hipertensos,
interfieren con la absorción de esta vitamina. En todos estos casos
puede producirse anemia debido a deficiencia secundaria de vitamina
B12.
La falta de hierro, calcio y vitamina B6
hace decrecer la eficiencia de absorción de la vitamina B12.
Los síntomas menos importantes de
deficiencia de vitamina B12 son desórdenes menstruales, úlceras en
la lengua, apatía, temblores y, en el caso de la gente de color, una
excesiva pigmentación en las manos. Pero todos estos síntomas son
demasiado vagos, pues su origen puede ser también debido a otras
causas.
Absorción de vitamina B12 y vegetarianismo
La vitamina B12 únicamente se encuentra en los alimentos de origen
animal. No hay discusión acerca de este punto y el cuerpo humano es
incapaz de sintetizarla. Así, pues, parecería que un veganista
tendría carencia de ella. Sin embargo, algunas bacterias parásitas
del intestino bajo son capaces de sintetizarla, y en abundancia;
pero el problema es que, al ser producidas tan al final del
intestino, prácticamente no pueden ser absorbidas por el organismo,
excepto en ingestiones por coprofagia. Pero, paradójicamente, las
personas con un nivel de higiene bajo tienen una cantidad de
bacterias en todo el intestino mucho más alto del que cabría
esperar, y así la vitamina B12 sintetizada por las bacterias puede
ser absorbida y estas personas no muestran deficiencia de dicha
vitamina. Este es el casi increíble resultado de una investigación
realizada en la India, donde tan común es el vegetarianismo total y
donde, sin embargo, no se detecta un nivel de carencia de vitamina
B12 correspondiente al veganismo.
Otro dato interesante es que las capas
superiores de la tierra del suelo tienen una actividad de vitamina
B12 comparable al hígado de cerdo, una de las mejores fuentes de
dicha vitamina en la alimentación. Así, los niños de países
subdesarrollados que tanto juegan con la tierra y en el suelo pueden
obtener un suplemento de dicha vitamina. También en esos casos es
más normal la coprofagia, aunque sea inadvertida. Claro que nadie
aconsejaría a un veganista que baje su nivel de higiene para obtener
la vitamina B12; es más fácil ir a la farmacia y comprar un complejo
B.
Se ha calculado ( Chung, Pearson, Darby,
Miller y Goldsmith (1961) en American lournal of Clinical Nutrition,
vol. 9, pp. 573-582; «Folic Acid, Vitamin B6, pantothenic acid and
vitamin B12 in human dietaries») que en una dieta típica americana
la ingestión de vitamina B12 varía entre 32 y 3 mcg/día, dependiendo
del costo de la dieta: la dieta más cara (muchos alimentos de origen
animal) proporciona la ingestión máxima de vitamina B12, y con las
dietas más pobres se obtiene la cantidad recomendada de dicha
vitamina. La dieta pobre asiática proporciona unos 0,5 mcg/día de
B12. A partir de estos datos está claro que no es necesario ingerir
grandes cantidades de productos de origen animal, ya que las dietas
más pobres de países occidentales proporcionan cantidades muy por
encima del mínimo necesario de vitamina B12, incluso la denominada
dieta pobre proporciona el nivel mínimo de dicha vitamina.
En algunos libros vegetarianos y
naturistas se afirma que la vitamina B12 se encuentra en grandes
cantidades en las levaduras (de cerveza, de panadería, de tórula y
extractos) y germen de trigo, que son los alimentos más ricos en el
resto de las vitaminas del complejo B. Ninguna de las tablas de
composición de alimentos (de los ministerios de sanidad de Francia,
Inglaterra y EE.UU. y las tablas científicas de los Laboratorios
Geigy en Suiza) apoyan esta afirmación. Todas ellas coinciden en que
la concentración de vitamina B12 en el germen de trigo es cero. Sólo
en las tablas inglesas se menciona que, en efecto, hay algo de esta
vitamina en la levadura de panadería, pero en cantidades
despreciables (trazas). En las demás tablas no se da el contenido
(no determinado).
Todos los expertos ingleses, americanos,
suizos y franceses en vitamina B12 afirman que su presencia en las
levaduras es nula (fue demostrado por primera vez por Darken en
1953); pero en un libro se dice que en el extracto de levadura la
concentración de vitamina B12 es de 0,5 mcg por cada 100 g (es
decir, comparable a la leche, 5 veces menor que en la yema de huevo
y entre 20 y 80 veces menor que en la carne y el pescado), pero se
menciona que muy probablemente es añadida en el proceso de
fabricación. En las tablas inglesas (The Composition of Foods) se da
un contenido de vitamina B12 en el producto comercial Marmite (un
extracto de levadura) de 0,5 mcg/100 g: posiblemente éste es el
extracto de levadura al que se refiere el libro. Hay otros extractos
de levadura comerciales que contienen cantidades entre 30 y 40 mcg/
100 g, es decir, unas 60-80 veces más que en el caso anterior, lo
cual prueba que posiblemente es añadido en la fabricación o que se
forma en el proceso por contaminación con microorganismos.
Por tanto, no hay evidencia que corrobore
la pretensión de que la vitamina B12 se encuentre en el germen de
trigo o en las levaduras, mientras parece haber indicios que la
contradicen.
Sin embargo, hay varios puntos curiosos en
esta historia de la vitamina B12. El primero es que en la cerveza
existen entre 0,1 y 0,4 mcg de esta vitamina por cada 100 g (3 veces
más que en la leche), a pesar de que no existe en los productos de
partida para su fabricación. Así, un vaso de cerveza proporcionaría
la dosis diaria de vitamina B12. La fermentación de la cerveza es el
resultado de la acción de unos microorganismos unicelulares, cuyo
nombre científico es Sacharomices cerevisiae, vulgarmente conocidos
por el nombre de levadura, que producen también la vitamina B12
durante la fermentación.
Por otra parte, en los módulos radiculares
de las leguminosas hay bacterias productoras de cobalaminas (grupo
nucleótico de la vitamina B12) que posiblemente contaminen a las
leguminosas en países subdesarrollados, permitiendo obtener así algo
de dicha vitamina.
También en los capullos de la coliflor
existe vitamina B12, aunque en muy pequeña cantidad (unos 0,023
mcg/100 g); en el polen, en grandes cantidades (896 mcg/ 100 g)
(Cantidad tan enorme que hace dudar de la realidad de ese dato. De
ser cierto sería la fuente más rica, con gran diferencia, de
vitamina B12 y, por tanto, de tan gran importancia que no habría
pasado desapercibida), y en los vinos con cantidades insignificantes
(trazas).
Otro punto interesante está relacionado
con los aztecas: uno de sus alimentos principales era el alga
espirulina, única fuente vegetal reconocida de vitamina B12 y,
además, en cantidades enormes, de 150 a 200 mcg/100 g (un poco mayor
que en el hígado de los animales). Muchos veganistas incluyen,
acertadamente, este alga en su dieta. En realidad parece que dichas
algas no sintetizan la vitamina B12, sino que la obtienen de unas
bacterias asociadas en simbiosis con ellas (según demostraron
Ericsson y Lewis en 1954), pero supongo que a un veganista le dará
igual obtener su ración de vitamina B12 a partir de unas bacterias
en su intestino o de unas bacterias en un alga.
En 1982 se demostró que la vitamina B12
presente en el alga espirulina no tenía actividad biológica. Sin
embargo, más recientemente (1988) se ha demostrado que el 80 % de la
vitamina B12 existente en el alga espirulina no tiene validez
biológica; así queda un 20 %, que, teniendo en cuenta la enorme
cantidad de B12 que posee, todavía puede ser significativo, pero
esto sigue siendo tema de debate.
Otra alga que también contiene vitamina
B12, aunque en menor cantidad, es el alga Kelp, con 4 mcg/ 100 g.
Así pues, está claro que la vitamina B12
sólo se produce por síntesis de ciertos microorganismos y bacterias.
Esto es algo que se sabe desde hace unos 35 años. A partir de este
punto, la única explicación de la presencia de B12 en levaduras,
extractos, gérmenes, algas y en general cualquier producto de origen
vegetal es que estén contaminados con bacterias y microorganismos
que la produzcan. Incluso la vitamina B12 comercial se obtiene
durante la fermentación producida por microorganismos: el
Streptomyces griseus, el Streptomyces olivaceus, el Bacillus
megatherium y como subproducto en la fabricación de antibióticos
(Este procedimiento de obtención de dicha vitamina fue patentado en
1957 en Francia después de un juicio sonado por las implicaciones
que tenía el patentar un proceso que le ocurre a un organismo vivo).
Por tanto, la conclusión es que se puede
obtener vitamina B12 sin necesidad de comer productos de origen
animal, aunque entonces estaría producida por microorganismos
(incluso en el caso de la comercial). También podemos terminar esta
discusión con una frase extraída del tan citado libro de Passmore y
Eastwood, Human Nutrition and Dietetics (1986):
«Cómo obtienen los vegetarianos estrictos,
que no comen productos animales, la vitamina B12 permanece siendo un
misterio. Puede haber trazas en microorganismos y mohos que
contaminen sus alimentos.»
Es decir, en ese libro no se considera que los vegetarianos, en
general, no obtengan vitamina B12, sino que no puede explicarse de
dónde la obtienen. Ello no impide que la deficiencia de vitamina B12
sea más frecuente en los vegetarianos que en las personas que
ingieren productos de origen animal. Pero tampoco demuestra que la
dieta vegetariana sea antinatural, pues es evidente que un alto
nivel de higiene en los alimentos sólo se ha alcanzado en este siglo
y en unos pocos países. Lo normal era, y es en muchas partes del
mundo, ingerir alimentos contaminados con microorganismos, beber
aguas también contaminadas, vivir en ambientes poco higiénicos y con
un aseo personal bastante escaso; todo ello contribuía a
proporcionar niveles suficientes de vitamina B12.